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Historia En 1867, Thomas Hanbury, un inglés que había hecho fortuna en la India, estaba en busca de una residencia lejos de los lluviosos inviernos británicos. Después de haber recorrido el sur de Francia y la costa ligur, descubre el cabo de Mortola y decide instalarse en este lugar. La localización es totalmente excepcional: un declive de 18 hectáreas cubierto con olivares, con cítricos y con vides que llega hasta el Mediterráneo, cruzado por la Via Julia Augusta que conectaba las Galias con la Italia romana. Sobre la extensa propiedad se eleva también una residencia construida en el siglo XVI.
Antes de hacer la adquisición de la finca, Thomas Hanbury decide, según los consejos de su hermano Daniel, un farmacéutico y botánico apasionado, que su propiedad albergará un jardín de plantas exóticas.
La tarea fue inmensa ya que los árboles y las plantas del lugar sufrieron de una falta de mantenimiento y condiciones meteorológicas inusuales (heladas). Los trabajos comienzan en
1868 bajo la dirección de Daniel y gracias a la ayuda del jardinero Ludovic Winter, el jardín se fue configurando.
En
1875, Daniel murió y Ludovic Winter deja la finca para consagrarse a su propio vivero, comprometiendo el futuro del jardín. Sin embargo, Thomas Hanbury decide seguir el trabajo de su hermano. Así pues, con la participación de expertos alemanes como Gustav Cronemayer, Kurt Dinter y Alwin Pastor, el jardín casi alcanza la perfección.
Redactado en
1883, el primer Index Seminum propone las semillas de 600 especies de plantas. El primer catálogo de las plantas cultivadas en el Hortus Mortolensis, publicado en 1889 contabiliza 3.500 especies mientras que el tercero, publicado en 1912 contaba con 5.800.


Thomas Hanbury murió en 1907 y es su hijo Cecil quien hereda la propiedad. Poco después, estalla la Primera Guerra Mundial y se olvida el jardín. Sin embargo, en 1918, la esposa de Cecil, Lady Dorothy, reanuda nuevamente el ámbito. Demostrando una gran iniciativa personal, crea un jardín mediterráneo, en las terrazas de invierno y abre al público una parte del parque.
Durante la
Segunda Guerra Mundial, el jardín es devastado por los bombardeos, el paso de las tropas y el vandalismo. No teniendo ya los medios financieros de mantener el ámbito, Lady Dorothy lo vende al Estado italiano en 1960 asegurándose de su inalienabilidad.
Al final de la década de
1960, el "Instituto Internacional de Estudios Ligures" al que se confió la gestión del jardín, emprende importantes trabajos de restauración. Pero a falta de créditos suficientes, el Instituto abandona y en 1983, el jardín pasa bajo el control de la Universidad de Génova. En la actualidad, la Universidad sigue la adaptación del jardín así como el trabajo de censo botánico. Se publicó por otra parte un nuevo catálogo en 1996, que contaba 7.000 especies de plantas.
Sobre las 18 hectáreas con las que cuenta el jardín, nueve están ocupados por especies mediterráneas y las nueve restantes por especies exóticas. Así se puede admirar un pequeño bosque
australiano, un jardín mexicano, una gran variedad de suculentas originarias de los distintos desiertos del globo y una bonita colección de cycadas del Extremo Oriente.
Es de tener en cuenta que las cenizas de Thomas Hanbury, de su esposa y de Lady Dorothy descansan en un
mausoleo de estilo morisco construido en medio del jardín.






Mausoleo de los Hanbury







La colección de suculentas




Aloe





Flores de Aloe vera









El aloe o sábila (Aloe spp.) (también escrito Aloë) es un género de plantas suculentas de la familia Asphodelaceae con alrededor de 400 especies. Crecen en las zonas más desérticas de África, en especial en Provincia del Cabo (Sudáfrica) y en las montañas del África tropical.


Los miembros de los géneros Gasteria y Haworthia, que tienen un modo de crecimiento similar son, a veces, cultivados y popularmente conocidos como aloes. Otra familia generalmente confundida con los aloes son las agaváceas, pero se diferencian de éstas en que sus hojas jóvenes no se agrupan de forma cónica y su escapo no es terminal.
Estas plantas se cultivan como ornamentales por su atractivo y dureza. Forman una
roseta de grandes hojas carnosas y gruesas que salen de un tallo corto (en algunas especies es muy largo e incluso ramificado). Estas hojas son normalmente lanceoladas con un afilado ápice y márgenes espinosos, los colores varían del gris al verde brillante y a veces están rayadas o moteadas. Las flores tubulares, amarillas o rojas, nacen en un tallo sin hojas, simple o ramificado, agrupadas en densos racimos.
El género Aloe tiene la capacidad de conservar el
agua de lluvia, lo que le permite sobrevivir por largos períodos de tiempo en condiciones de sequía.
Después de tres años de vida de la planta, el gel contenido en las duras hojas verdes externas está al máximo de su contenido nutricional.






























Algunas especies de Aloe