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La longitud del terreno varía en función del espacio disponible. Para hacernos una idea, contando con un espacio de 20 a 25 metros cuadrados tendremos suficiente y así gozar del placer de llevar frutos recién cultivados a nuestra mesa todo el año. Se recomienda que el suelo sea arenoso o arcilloso y tenga un buen drenaje.
Fundamental es también planificarse, para lograr una productividad intensa. Ciertos componentes son vitales para la ejecución de nuestro propósito y han de ser sistemáticos. Se trata de regar o abonar el terreno.
Otra forma de evitar sorpresas desagradables es pronosticar inconvenientes que nos pueden perjudicar como, por ejemplo, el clima. Existen situaciones extremas, como una nevada, que son capaces de arruinar toda la cosecha. En tales casos es preferible reemplazar los vegetales por nuevas plantas, aunque sean de distinta variedad. Otra opción es sembrar de nuevo, para lo que debemos consultar los calendarios de sembrado, transplantes y los ciclos vitales de las especies.
Especies de cultivoEs sabido por todos que, al igual que las frutas, las verduras tienen cada una su época. Los periodos de plantación son muy importantes y tan sólo existen dos especies que nos permiten hacerlo durante todo el año: el rábano y los guisantes.
El mes favorito de los vegetales parece ser septiembre, que es cuando inician el ciclo la mayoría de las hortalizas, por ejemplo: alcachofas, acelgas, apio, remolacha, maíz, pepino, pimientos, sandías y tomates. Para tener un huerto completo, sólo nos faltan las hierbas aromáticas. Podemos recurrir al cilantro, la albahaca, la menta, el romero, la salvia, entre otras variedades.