lunes


Para todos los gustos. Comprar las plantas para el huerto te ofrece dos opciones, germinadas en maceta o semillas. Cualquier amante de la naturaleza encontrará satisfactorio ver su huerto crecer poco a poco de las pequeñas semillas. Otros, sin embargo, son más impacientes y prefieren recurrir a viveros, donde las plantas ya están más desarrolladas y, por tanto, tardan menos en ofrecernos sus frutos.
Ahorrar dinero como horticultor es muy fácil, ya que se pueden utilizar las semillas que produce cada cosecha para posteriores siembras (multiplicación). Si es la primera vez que cultivamos verduras y hortalizas, tendremos que comprarlas: se recomiendan las semillas que vienen con un sistema de protección de epidemias, plagas o enfermedades. En cualquier caso, los viveristas nos aconsejarán las más adecuadas para nuestro clima y terreno.
La desventaja de las semillas es que muchas plantas tienen un desarrollo excesivamente lento y que requieren muchos cuidados adicionales. Si te armas de paciencia, conseguirás unos resultados excelentes, en especial, con las anuales, bianuales y perennes.
Organiza los cultivosLa organización es imprescindible para lograr nuestra meta. Los terrenos deben subdividirse en parcelas y, cada una de ellas, albergará un producto diferente. Sin embargo, no se pueden segmentar sin un orden y hemos de tener presente nuestro objetivo principal, obtener el máximo rendimiento.
Las dimensiones mínimas han de ser 5 m. de largo por 1 m. de ancho, pero cuanto más ancho sea mucho mejor, ya que facilitaremos el movimiento en la zona. La disposición se hará buscando la exposición solar más favorable. El aire, sol y agua son estrictamente necesarios para el correcto desarrollo de nuestros vegetales, así que procuraremos no tener cerca otros árboles o arbustos con el fin de no tener que compartir con ellos estas fuentes de vida.
Después de establecer nuestro terreno y plantar las semillas, no podemos dejar que un simple pisotón nos lo estropee. Las raíces de las plantas y los demás seres vivos que habitan bajo el suelo son para nosotros una garantía de supervivencia de los vegetales (las raíces construyen cámaras de aire, remueven el suelo...) y no debemos modificar su ritmo de desarrollo. La solución es cercar la zona con redes, muy prácticas porque no necesitan mantenimiento, y que pueden ser de distintos materiales, principalmente hierro o plástico.