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Muy importante: la podaLa razón primordial por la cual se podan periódicamente las plantas de rosas es para evitar ramificaciones inútiles que sustraen la savia de la misma e impiden que se desarrollen de forma correcta y que nazcan flores de calidad.
Una planta con muchas ramas da flores en abundancia, pero de una apariencia mediocre, ya que malgasta la savia en alimentar ramas innecesarias.
Se recomienda que, después de una poda, se
fertilice.
Existen dos tipos de podas: la de formación, que se realiza en el primer año y consiste en el desarrollo adecuado de la planta; y la fitosanitaria, que se lleva a cabo a partir del primer año y que supone eliminar todas aquellas ramas enfermas, quebradas o con
plagas.
Muchos tipos a elegir
Existen numerosos tipos de rosales. Podemos cultivarlas para la mera ornamentación así como darles un fin más funcional.
Para ello, existen rosales
trepadores muy útiles para cubrir paredes o vallas no muy agraciadas.
También tapizantes, que frenan el crecimiento de las malas hierbas al no dejar pasar los rayos de sol.
Existen rosas con olor, muy intenso y penetrante así como muy agradable.
El rosal es la planta ornamental por excelencia. No hay jardín público o privado que carezca de ella. Además, ofrece múltiples posibilidades de color, con infinidad de matices, así como de olor. Su mantenimiento es sencillo y su resistencia grande, que junto con su extrema belleza la hace muy apreciada entre los amantes del jardín.